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Espantando los males

Los males de mi casa se espantan nombrándoles al médico. Cómo será la confianza que le tienen  a los matasanos que con solo nombrarlos, mejor se largan, son como los espantapájaros.

Y con las pocas experiencias que se tienen con estos señores, no da para más, menos mal que son pocas.

En mi haber son contadas las idas al médico, como eso de prevenir no me gusta, soy de las que piensa que si no me duele nada, para qué voy a buscar que me duela. Para ir al médico tiene que se que en realidad me sienta mal y eso que las pocas veces que he ido o no me encuentran nada o de una me quieren enviar para el otro lado.

Mi experiencia con los médicos

Los Males

Cuando era joven fui varias veces al médico porque me dolían los ovarios, nunca me encontraban nada hasta que un médico dio con le chiste y me dijo que era debido al piso de madera que teníamos en la casa. Como en ese tiempo había que virutiar, encerar y brillar, todo con los pies, pues me mantenía mal y al parecer si era eso, pues me cambié de casa y adiós a los males.

Después de eso estuve mucho tiempo sin ir a los médicos, escasamente  a la citología anual y en una de esas que voy  y les da por tomarme la presión, pues que escándalo, según el médico la tenia por las nubes, que tenia que tomar unas «pasticas» para la presión de por vida.

Me pasó con la enfermera para que me diera unas citas para un control de la presión varios días seguidos y las recomendaciones de la enfermera fueron como si ya tuviera una pata en el más allá.

Salí de ahí como una moribunda, que falta de tacto para esta gente decir las cosas y yo que de por si soy bien depresiva para las enfermedades, no pues parecía una magdalena. Llegué donde mi hija y le conté que a lo mejor más tarde estiraba la pata.

Le dio risa y se puso a consolarme, que eso no era así tampoco, que no me preocupara, que los médicos eran muy exagerados.

Al fin me resigne a que de pronto me iba de este mundo cruel en cualquier momento, pero tampoco me tomé las tales «pastillistas» para moribundos que me mandaron. Me empecé a tomar unas yerbas para la presión y con eso tuve.

Cuando volví donde el médico ese, me va diciendo que me aprovecharon las pastas, que ya la tenia bien. «Si»,  le dije «muy buenas». Esa fue la última vez que vi al tal médico.

Dolencias recientes

Hace poco tenía un dolorcito de espalda, los médico no es que me gusten pero tampoco soy masoquista y sé que son un mal necesario. Como no se me quería quitar le dije a la amiga con la que iba caminando que al otro día iba a ir al médico a ver por qué me estaba doliendo la espalda.

Pues más me demoré en nombrarlo que en salírseme un eructo y de una sentí el descanso en la espalda. Era un viento encajado. jajaja

Esta semana la mata de la amabilidad tenia estreñimiento. Le di varias cosas para que soltara lo que tenía atragantado y nada. Entonces le dije que si esa noche no se aliviaba que al amanecer lo llevaba al médico a que le hiciera un lavado.

Pues  tampoco le gustó la opción y mejor dejó de ser tacaño y dio del cuerpo. Así que tampoco hubo necesidad de visitar a estos señores, quien sabe hasta cuándo se les podrá sacar el cuerpo.

De por si, las clínicas me deprimen, para ver que es lo único seguro que tendremos en esta vida, así como el cementerio, me da rasquilla entrar a ellos.

¿Cómo espantas los males que padeces?

Por Amparo Bonilla

Me considero una apasionada de la vida, soy alegre, optimista y siempre encuentro lo bueno de lo malo. Tengo una filosofía de vida que consiste en hacer lo que me gusta, cuando quiero hacerlo y sobre todo sonreír porque la vida serie es muy aburrida...

12 respuestas a «Espantando los males»

Es muy interesante esta entrada, creo que todos hemos pasado por el pánico de ir al médico que incluso cuando nos dicen su nombre nos sentimos mejor, al menos a mi me pasa.
Gracias por compartir tu experiencia

Pues yo si me encuentro mal voy al medico me tomo lo que me dice y como nueva. Supongo que depende de médicos, aquí la mayoría son bastante buenos aunque la seguridad social cada día esta peor y hay mayores listas de espera, pero es lo que tienen los recortes en sanidad…

Definitivamente ojalá todos los males salieran así de fácil y rápido, pero no todo se supera con decirle que vas al médico, a veces sencillamente no tienes otra que ir y afrontar lo que tenga que decirte, yo creo que nunca he ido tanto al médico como desde que soy padre 🙂

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