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Cosas que pasan

Qué oso peludo

A veces cometemos unos osos sin querer, queriendo. Resulta que en estos días fui a mercar con mi nuera y nos pasó que al ir a pasar a la caja, ella se dio cuenta de que no llevaba la tarjeta y el dinero en efectivo ya nos lo habíamos gastado comprando las frutas y verduras.

Menos mal que se dio cuenta antes de que le hicieran la cuenta, sino nos hubiera tocado dejar todo en la registradora, dar explicaciones y salir chonteadas de allí.

Que oso
Consumerism concept por Pangea8 / Shutterstock

Nos tocó muy discretamente retirarnos con el carro lleno de cosas y dejarlo en un rincón, pues imagínense con todo lo que  nos demoramos en echar el mercado y volver a dejarlo en las mismas partes, pues nos íbamos a echar el resto del día en esas. Así que disimuladamente salimos del super y yo que no podía de la risa, mientras que ella estaba toda apenada conmigo.

Eso le puede pasar a cualquiera, a mi me había acabado de pasar en mi pueblo, pero allí era más sencillo, pues no era sino que me llevaran el mercado a domicilio y pagar en la casa, pero allí donde estábamos pues siempre era retirado de la casa.

Sin embargo, no caímos en cuenta de usar esta opción y preguntar si tenían domicilio, aunque en los super primero hay que pagar, así que no habría servido de nada.

Nos montamos en el taxi con el resto de cosas y estábamos pensando que tal que nos hubieran cogido a la salida, habríamos salido en el periódico en grandes titulares:

«suegra y nuera entraron a un supermercado y  fueron cogidas con las manos en la masa»

Eso nos daba mas risa a toda hora, cada que estábamos en la cocina y nos hacia falta algo decíamos: «hay verdad que lo traíamos, pero nos toco dejarlo».

Una tontería con la que estuvimos un buen rato hasta que se nos quitó la bobada.

Y es que para hacer el oso no hace falta sino dar papaya y lo más fácil es cuando hablamos de alguien cuando creemos que el interesado no está.

Me ha pasado unas, entre las que más recuerdo fue una vez que vino de visita un hermano, que no quiero para nada por mala gente y mandó a un amigo a que me preguntara si quería verlo y yo le voy contestando al señor de que yo para que quiero ver a esa chucha y la chucha estaba detrás del señor.

Qué risa, menos mal que él sabe lo que pienso de su persona que ni colorada me puse y el muy careconcha me dice: «hola hermanita». ¡Jum! pues ya estando ahí que mas tocaba, saludar.

O cuando se dice algo de alguien y ese alguien es conocido o familiar, no se sabe ni cómo hacer para desenredar el entuerto.

Una vez mi hija y dos amigas estaban hablando de alguien que yo ni sabia quien era, cuando llegó otra amiga y yo les voy diciendo: «sostengan lo que estaban hablado delante de ella». Qué risa nos dio porque sin saber metí la pata y ellas se pusieron coloradas y nerviosas, pues si era de ella de la que estaban hablando.

Otro día llegó a mi negocio un vecino y le voy diciendo

  • «jum, pero que cara de muribundo tiene».
  • «Sí, me dijo acabo de salir del hospital, estuve 8 días  encerrado». 
  • «Ah de razón,  que pena y yo sin saberlo, pero ya se ve mejor». Pues ahí,  no mucho, aún me siento mal».

Tan mal que a los días se murió.

Y así por el estilo tengo el palito para meter las de caminar, pero siempre salgo bien librada, pues todo lo tomo  en recocha y con cualquier cosa salgo del mal paso.

¿Cuándo pasaste una vergüenza de esas que aún te dan risa pero no quieres volver a vivir?

Por Amparo Bonilla

Me considero una apasionada de la vida, soy alegre, optimista y siempre encuentro lo bueno de lo malo. Tengo una filosofía de vida que consiste en hacer lo que me gusta, cuando quiero hacerlo y sobre todo sonreír porque la vida serie es muy aburrida...

12 respuestas a «Qué oso peludo»

Hola: Amparó has realizado un recuento con los momentos más vergonzosos que recuerdas. Y me ha resultado muy divertido leer tu publicación.
Por otra parte diré que un momento vergonzoso, que ahora mismo recuerdo, me sucedió mientras caminaba por una zona céntrica llena de transeúntes. Cuando después de pisar mal, caí. Y una única persona acudió en mi ayuda. Claro le agradecí el gestó. Y aun con inconvenientes para caminar. Decidí movilizarme con bastante apuro para salir del centro de la atención.

Juaaassssssss, xD

Como cuando estaba una vez en un bar con un amigo y su hermana. Me puse a «rajar» de las mujeres operadas y yo no había caído en cuenta que la hermana de mi amigo tenía más cirugías que Michael Jackson. Los dos se quedaron mirándome como: WTF??? Y yo, «tierra trágame». Los colores se me pasaron rápidamente porque lo que yo estaba diciendo era la pura verdad, jajajaja.

Pero sí, osos he pasado muchos. Lo mejor de todo es que nos sirven para acordarnos y reírnos después.

Hola Amparo. ¡Soy un poco torpe, así que se me ocurren unos cuantos momentos de vergüenza! Estoy pensando ahora en una de esas recepciones elegantes, en las que te pones tus una falda negra, tacones altos, toda arreglada, para estropearlo todo en el minuto 5 cuando estas bebiendo una copa de vino tinto y se te cae encima de la camisa blanca. Por lo menos me dio tema de conversación con todo el que me crucé.

Como reí con este post, y es que si, a todos nos pasa esto.

Creo que mi momento mas vergonzoso fue una vez que salí a comer con mi hermano. Era un negocio de hot-dogs donde había una barra para que le pusieras de lo que quieras. Mi hermano no tardó en decidir y como yo soy mas indecisa se me adelantó a la barra. Cuando decidí y recogí mi plato me dirigi a la barra y abrace a la persona que estaba enfrente mío dandome la espalda. ‘Como se antojan’ dije mientras la persona volteaba y me daba cuenta que no era mi hermano. No pude contener mi vergüenza y me puse como tomate. Al fondo oí a mi hermano carcajeandose de risa (y a unos cuantos más que parecieron darse cuenta). En verdad quería correr de ahí, pero bueno, solo me reí jajajaja. Aun lo recuerdo con mucha pena XD

jajaja Amparo y sus cuentos. Mi favorito fue este: “jum, pero que cara de muribundo tiene”. Sí, me dijo acabo de salir del hospital, estuve 8 días encerrado”. “Ah de razón, que pena y yo sin saberlo, pero ya se ve mejor”. Pues ahí, no mucho, aún me siento mal”.

De verdad que a veces uno mete la pata de unas maneras jajaja y para sacarla ya es demasiado tarde. Gracias por alegrarme la mañana con este post.

Hola Amparo! Me encantan tus historias jajaja cada una me causa mucha gracia.

La verdad que también he metido varias veces la pata y creo que las dos patas pero lo importante es siempre salir sonriendo porque no queda más jaja
Abrazos!

Hola Amparo!
Qué graciosas tus historias. Me gusta cómo le decís a tu hermano que no querés chucha, no sé qué quiere decir pero suena bien para alguien que no querés. jaja

Mi mayor metida de pata, fue mandar un email comentando las actitudes que me molestaban de una compañera de mi trabajo a la propia persona!!!

A lo mejor fue un fallido, lo cierto es que se enteró y no me importó demasiado, porque eran todas verdades.

Saludos!

Pues he pasado muchisimas Amparo, así como cuando hablas mal de una persona y la persona está allí, o como cuando te refieres a alguien y ese con quien estás hablando es algún familiar, yo he metido la pata muchas veces, solo espero no volver hacerlo, y eso de irme y dejar el carro lleno de comida también me ha pasado, caras coloradas y risas hasta más no poder. Saludos.

Hola Amparo!!
Que gracia, lo del super también me ha pasado a mi. Y es que mi problema es que nunca llevo dinero en efectivo y alguna vez he ido a tomar un café y cuando he ido a pagar no tenía dinero. Que vergüenza, jajaja.
Besos!!

Pero qué peripecias, así lo dice mi madre, la verdad a mi me ha pasado mucho, he pasado muchos osos enormes porque soy descuidada y despistada, desafortunadamente yo tengo la tendencia de ponerme roja de la cara por toda la verguenza. Me encantó leerte, gracias por compartir!

Jajaja Amparo te has pasado con tu post!

Nos has sacado una sonrisa a todas por lo que veo.

Es más, me he reído también con lo comentarios de algunas de las chicas porque he pasado por situaciones parecidas donde querrías desaparecer por la vergüenza.

Lo bueno de esto es que, algunas de esas situaciones en mi caso terminaban siendo graciosas.

¿Qué me ayudó a sobreponerme? Reirme de mi misma cuando mi intención haya sido buena y aún así meter la pata.

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