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Cosas que pasan

Se nos aguó el café

En estos días se enfermó el marido de una amiga, y con otra me mandó a avisar, quedamos en que de pronto íbamos a acompañarla en la clínica, así fuera por apoyarla a ella ya que al marido ni lo dejaban ver. Pues entre unas y otras se me olvidó y en ningún momento la otra dijo que fuéramos.

Así que pasaron los días y de pronto que llega a mi casa la amiga, ya le habían dado de alta al marido y como yo le compró algunas cositas de revista, pensé que había ido por el dinero que le debía, no me acordaba que su marido estuvo a punto de estirar la pata.Visitar Enfermos

Y como cosa rara, de lo despistada que soy, la saludé diciéndole que quien se le había muerto que traía una cara y ella me dice:

– «¿No se dio cuenta que tuve a mi marido hosptalizado?»

– Ah,verdad que le dio un patatus ¿y se salvo? Tan de buenas, como la gente en estos días está muriendo con menos esfuerzos, eso se van sin despedirse ni nada.

Seguía metiendo las patas hasta el fondo, menos mal que ella conoce mi humor negro y le dio fue risa y pasó a contarme las peripecias que le tocó con él desde el momento que le dio algo que no se sabe qué fue.

La cantidad de dinero que le tocó pagar por un cateterismo y la suma exorbitante que le iban a cobrar cuando le dieron de alta. Tanto que ella le dijo al médico que allá se los dejaba, pues con qué dinero iba a sacarlo si ya le habían cobrado esta vida y la otra entre el traslado y el cateterismo ese.

El médico al ver que se podían quedar encartados con el paciente que ya estaba aburrido de estar en ese hotel de 1 estrella, fue a hablar quien sabe con quién y al rato volvió y le dijo que se podían ir. Me parece que le querían ver la cara, por que de lo contrario se ranchean en lo que piden y los parientes verán cómo sacan al paciente.

Quedé de ir de visita lueguito.

Sin embargo, qué culpa que los días se me pasan volando. Hace nada la vi pasar por mi casa con su marido y me volví a acordar que le debía una visita de enfermo y si ya están aliviados pues mejor.

Así que con mi amiga fuimos de visita y al llegar a su casa le voy diciendo al enfermo que cómo se le ocurría barajarnos el cafecito, qué falta de consideración.

Como ya estaba de mucho mejor ánimo me dijo que con él si acaso agua, que le hizo el quite a la pelona, pero que en ese hospital y por poquito le dan materile a punta de aguantar hambre. Él bien flaquito que es y lo ponen a dieta de cero azúcar y cero sal, encima raciones bien escuálidas, mejor dicho un díita y más y sale es el holograma.

Y nos contó la forma en que enfermarse uno es un negocio para otros, como nunca perdió el sentido se dio cuenta de todo lo que le hicieron y de lo que los médicos hablaban delante de él sin ninguna consideración, pues un médico le decía al otro que le podían haber hecho algo diferente al cateterismo y el otro le contestó que eso no importaba, al fin que como no era él el enfermo.

Se me hace que ni eso necesitaba, solo estaban jugando con la vida y la necesidad de unas persona que en medio de la angustia de ver peligrar la vida de un ser querido se desespera y dan  hasta lo que no tienen.

Y ahí empezamos a despelucar la salud y la forma en que los mismos médicos se encargan de enfermarnos con tanta droga que mandan. Si vamos medio aliviados a un hospital hay peligro de que se salga con los pies por delante.

Así es, no se sorprendan, seguro también pasa en su país, no solamente en este 🙂

Por Amparo Bonilla

Me considero una apasionada de la vida, soy alegre, optimista y siempre encuentro lo bueno de lo malo. Tengo una filosofía de vida que consiste en hacer lo que me gusta, cuando quiero hacerlo y sobre todo sonreír porque la vida serie es muy aburrida...

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