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Cosas que pasan

Los Santos quietos

A estos señores tan estirados es mejor dejarlos quietos, por que ellos así como dan, también quitan. Pocas veces les pido algo a los Santos, pero en dos ocasiones que he probado me han concedido lo que quiero. Puede que sea casualidad o de verdad  hacen milagros, así y todo he aprendido a dejar los Santos quietos.

Dejar los Santos Quietos

La primera vez hace muchos años, ya ni me acuerdo que le pedí a un santo, pero si me dio algo. Eso sí, casi que me lo quita el doble, pues por estarlo velando, dejé la veladora prendida y ni idea como se voltio o se salió del plato.

El caso es que por poquito y se quema la casa, si no es por que llega  mi marido tarde en la noche y ve que se estaba prendiendo la tabla donde estaba, no estaría contando el cuento y seguro, muchos de la cuadra tampoco andarían por ahí.

Luego le comenté a la amiga que me recomendó al santo este y me dijo que él era así, que así como concedía deseos, también se pagaba el favor. ¿Cómo es eso? no, mejor dejaré a  los Santos quietos. Desde ahí me olvidé que estos señores podían hacer milagros.

A los años uno de mis hijos, pequeñito, se desapareció de la casa. Por ningún lado lo encontrábamos, todos los vecinos estaban ayudando a buscarlo y nada, cuando vi un retablo del divino niño y le pedí  que por favor hiciera que apareciera, vivo o muerto, pero dejar la incertidumbre que era peor.

Dejé el retablo y salí a seguir buscando, cuando apareció una chica que al ver el revuelo que había, me pregunto qué pasaba. Yo le respondo que un niño estaba desparecido y que de una va diciendo, «¿No será uno que atropelló un carro por allí arriba?

Casi se me sale el corazón. «Cómo así a qué horas y dónde está. Qué le pasó» le preguntaba yo toda afanada.

«No seé pero por villalinda andan con un niño, buscando a sus padres».

Pues de una que un vecino se ofreció a llevarnos en su carro y efectivamente había una romería de gente con un niño cargado y todo ensangrentada la cara. Casi que no lo reconozco, pues le habían cambiado la camisa. Una señora lo había recogido cuando un carro lo levanto, lo llevó al hospital y allí le cogieron puntos en la frente. Por lo demás estaba entero.

Menos mal que no le ofrecí nada al niño, que yo recuerde. Sino me encarto, pero al menos me hizo el milagro, casualidad o no, ahí queda la duda.

Entonces cuando en mi negocio me preguntan qué Santo es bueno para esto o aquello, yo les contesto que es mejor dejar los Santos quietos pues jugar con ellos es altamente peligroso, más con algunas historias que la gente cuenta.

Historias cuando no dejan los Santos quietos

En estos días una señora me contó que una amiga se puso a prenderle una vela a un santo, dizque por no dejar. Como burlándose de él y  él ni corto ni perozoso le voltio la vela y le incendio su casa, dejándola en la ruina. Le peso en el alma a esta señora haberse burlado del santo.

Otra quiso hacer que un hijo que tenía lejos, regresara. Le pidió con tanta fe, que se lo devolvió… pero muerto.

Creo que cada Santo tiene una misión y hay que saber a quién se le pide y para qué, y sobre todo con mucha fe y si se le ofrece algo a cambio, cumplirlo, pues de lo contrario ellos se cobran con lo que se les atraviese y vean que puede causar más daño.

La verdad yo les cogí mucho respetico a estos señores y prefiero vivir sin su ayuda pedida… al menos.

Muchas personas le tienen fe a determinado Santo o Virgen y los alumbran, le piden esta vida y la otra. Algunas cuentan que son milagrosos y viven agradecidas de lo que ellos hacen, pero otras cuentan cosas terroríficas, que ahí si no se sabe a que santo alumbrar.

Por Amparo Bonilla

Me considero una apasionada de la vida, soy alegre, optimista y siempre encuentro lo bueno de lo malo. Tengo una filosofía de vida que consiste en hacer lo que me gusta, cuando quiero hacerlo y sobre todo sonreír porque la vida serie es muy aburrida...

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